Compuesto en 1995, revisado en el 2011 y dedicado a Antonio Tinelli, el Scherzo fantástico, en su versión original para clarinete y piano, se lleva a cabo en Italia y en toda Europa con gran éxito de público y de la crítica.
La versión para clarinete y orquesta (2012), enriquece y completa la obra con colores orquestales nutridos de sonido y juegos rítmicos de gran efecto.
El Scherzo fantástico es una obra inspirada, que resalta todas las posibilidades expresivas y virtuosas del instrumento solista. Una cadencia del clarinete solista inicial introduce el tema principal de la obra, y sumerge al público en una atmósfera elevada e impalpable. Fragmentos de melodías sensuales se insinúan entre armónicos y trémolos en el registro agudo que desaparecen misteriosamente. El scherzo, en el sentido clásico de la palabra, toma su impulso con una serie de tríadas menores ascendentes y descendientes del clarinete solista, sostenidos y enfatizados por el virtuosismo rítmico de la percusión y de toda la orquesta. Un carácter lúdico e irónico se percibe en toda la primera parte, como burlándose del público con sorpresas y variaciones. Sin embargo, un elemento de pasión melancólica se introduce poco a poco creando un contraste de emociones que después de un crescendo ostinato cae precipitadamente en un color dramático que presenta la parte central de la obra. Una dulce melodía acompañada de paseos ondulantes y sensuales se arquea hacia arriba, llegando al momento más expresivo de toda la obra. Melodiosos juegos cromáticos acarician la triste melodía del clarinete que luego, invirtiendo los papeles, envuelve al oyente en un abrazo lírico que se hunde poco a poco en silencio. Los fagotes, en el registro grave, tristemente anuncian el tema principal, en el que responde sumisamente el clarinete solista como una lamentosa llamada. Pero la nube oscura se desvanece dando lugar a una melodía de una dulzura y un lirismo impactantes de los arcos, mientras el solista, con una ascensión cromática y lenta, se eleva uniéndose al canto de amor. Dos largos calderones, el primero en el registro bajo, y el segundo en el agudo, con un efecto de crescendo y diminuendo remonta a la primera parte que, con algunas variaciones en las línea melódica y en la orquestación, concluyen la obra en un triunfante y pirotécnico juego rítmico del clarinete y de toda la orquesta.
Caracas, 16 al 25 de mayo | 12 al 19 de octubre, 2014