En esta obra, escrita para tres percusionistas, cada uno dispone de una mesa como único instrumento. Son los diferentes maneras de tocarlas (de golpearlas), lo que logra una variedad de sonido. Las posiciones de los dedos y de las manos, las figuras rítmicas -codificadas en un repertorio de símbolos originales- concretan dichas diferencias. Lo que está en juego en «Musique de tables » es jugar con la línea sensible entre la música y el gesto que produce el sonido, rozar la línea de demarcación entre baile y música. El aspecto visual y coreográfico se sitúan en el mismo grado de importancia que el sonoro y la musicalidad de la interpretación.
Caracas, 16 al 25 de mayo | 12 al 19 de octubre, 2014