Durante nuestro desarrollo en el útero, vamos despertando paulatinamente de la oscuridad y el silencio absoluto del universo al sonido de la existencia.
Después, al nacer, se inicia otro proceso que nos despierta del vacío errático de la inconsciencia, a la resonante lucidez de la consciencia. Este proceso es inagotable y sorprendente, pues siempre es posible un más allá para la consciencia. Al escuchar nuestro pasado, descubrimos que cuando creíamos estar despiertos en realidad nos quedaba mucho por comprender, tal como vivimos ahora mismo, sabiendo que existe otro nivel de consciencia estética por alcanzar.
Sin embargo, esas posibilidades de la conciencia estética son anuladas por la obsesión primitiva de acumular materia, un absurdo desperdicio vital tomando en cuenta nuestra efímera y única oportunidad en el tiempo del universo.
Es responsabilidad del creador asumir un vehemente proceso reflexivo que le permita interpretar la realidad. Un derrotero que tendremos que descubrir luchando por establecer discursos estéticos y epistemológicos que generen conciencia, y que a su vez no pretendan crear dogmas ni verdades absolutas, sino que por el contrario generen dudas e inconformidad en torno a su veracidad.
Caracas, 16 al 25 de mayo | 12 al 19 de octubre, 2014