Notas sobre las obras
Luis Moya
(Bolivia)
Los ciclos de la luna (2012)
Para orquesta sinfónica

La luna es quizás un personaje, más que solamente un astro. En la antigüedad se le atribuía incluso un rostro humano y hasta comportamientos divinos; sus ciclos podían despertar desde las más terribles pasiones hasta los sentimientos más sublimes, especialmente los del amor idealizado. Pero tal vez, este personaje, femenino, esa compañía silenciosa de las noches del amante solitario, le ha permitido a los hombres descubrir la nostalgia y la esperanza. Su presencia en lo alto del cielo la ha convertido en la receptora de las súplicas y de las plegarias de los amantes separados.  Es algo así como la mediadora entre el amante y su deseo incumplido.

Su presencia, particular su brillo nocturno, ha fascinado a los hombres desde el principio de los tiempos y seguirá acompañando a los anhelos por los siglos, como una presencia que se renueva en cada ciclo y por tanto, eterna.

Esta obra, en la misma dirección en que la luna va tomando el lienzo oscuro del cielo, propone tres movimientos en crescendo: luna nueva, creciente y luna llena. Estos movimientos sonoros pretenden recrear los estados íntimos, los estados de ánimo psicológicos, desde la calma y la espera, a la exacerbación, la exaltación. A propósito ha sido omitido el ciclo menguante, cuyo carácter más bien lúgubre impediría la intención del compositor. 

Entre los aspectos sonoros, está elaborada bajo una concepción ecléctica entre lo atonal y lo neotonal; un impresionismo que puede además denominarse como andino —puesto que se puede advertir algunos rasgos modales y rítmicos— invitan al oyente a imaginar a la luna en un paisaje andino.

 

XVIII Festival Latinoamericano de Música

Caracas, 16 al 25 de mayo | 12 al 19 de octubre, 2014